Foto de portada por Diana Carlos
La toma de decisiones es un tema vital para la evolución personal y es que está presente desde nuestra infancia; aunque, ciertamente, en esa etapa de nuestra vida el alcance y el peso de esa toma de decisiones no es tan marcado, o por lo menos no de una manera tan importante o significativa, como lo empieza a ser a partir de nuestra adolescencia y aún más en nuestra adultez.
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Conforme vamos creciendo, también van avanzando aspectos que influyen en nuestro carácter y que dan paso a nuestra personalidad, seguridad o incluso en nuestra inseguridad; lo cual construye, de alguna u otra manera lo que somos y evidentemente, lo que proyectamos hacia los demás. Son justamente estas decisiones, lo que marcan mucho de lo que es nuestra vida día a día y lo que gira entorno a ella.
La vida en pareja; sin duda, es uno de los mejores ejemplos, ya que, para empezar, el hecho de elegir vivir, estar y compartir con alguien, es sumamente importante, no solo porque será la persona con la que pasarás gran parte de tu tiempo; sino también porque este tipo de relación afectiva es uno de los vínculos que más alimentan nuestro estado psicológico o mental, nuestro estado espiritual e incluso, ¿Por qué no decirlo?, también nuestro estado físico.
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Pero entonces, ¿Cómo sé que estoy tomando una buena decisión?, claro que para cada situación existe una circunstancia diferente y eso es lo que puede provocar cierta confusión e incertidumbre, por eso es bueno contemplar ciertos aspectos para poder tomar las cosas de una manera más objetiva y lograr ser más asertivos, lo cual sin duda favorecerá tu inteligencia emocional y por lo tanto te hará sentir mejor con estas decisiones.
Para empezar, debes tener presente que no hay receta a seguir, muchas veces nos agobiamos más de la cuenta sin necesidad alguna y este hecho puede llegar a entorpecer tu percepción de las cosas; aunado a ello, debes considerar que todos tenemos nociones distintas sobre lo que es bueno o malo. Platón, un filósofo griego, pone como ejemplo, para explicar la relación entre el alma, la ética y la razón (tres factores ligados a la decisión), la fábula del carro alado. En esta fábula, un carro alado dirigido por un auriga (la razón), es tirado por dos caballos, los cuales representan el bien y el mal, mismos que siempre quieren ir en direcciones opuestas, lo cual sucede justamente al tomar una decisión, siempre tenemos que elegir qué camino tomar, para bien o para mal, aunque no queramos.
Otro punto que puedes considerar es que es normal sentir cierta aversión ante los riesgos; así que no te preocupes, ante esto lo que debes hacer es tratar de identificar un propósito y analizar cómo te sientes con él, esto te ayudará a tener una etapa de reconocimiento y saber que sin importar lo que representa ese riesgo, valdrá la pena o no. De este punto puedes derivar en examinar las implicaciones que trae consigo la situación en tema, con ello podrás tener un panorama más amplio de las posibilidades.
El diálogo, tanto interno; como con otros, nos permite un intercambio y un mejor análisis de las situaciones, así que no dudes en hablar de ello, lo cual permitirá que en lugar de ver algo como un problema, tal vez puedas verlo como una oportunidad de probar, conocer y experimentar algo distinto.
Finalmente, una de las mejores recomendaciones que podrás recibir es prestar atención a lo que prefieres, es decir, muchas veces nos predisponemos y nos dejamos llevar por nuestras suposiciones sin darnos cuenta y no nos percatamos de lo que realmente sentimos y queremos; sin embargo, si somos un poco más observadores y nos liberamos de preocupaciones o prejuicios, podemos relajarnos y disfrutar más de los momentos sin tantos obstáculos.
